En realidad ese debería ser el título de esta publicación, pero queda mucho más pedante y pretencioso escribir algo en italiano y haceros creer que sé algo del idioma (cuando la realidad es que he tenido que usar un traductor online). Es más, el título hace referencia al domingo, cuando la realidad es que los sucesos que voy a contaros sucedieron un sábado, pero dado que al referirnos a una jornada futbolística solemos hacerlo generalizando en el séptimo día de la semana vamos a pasar por alto semejante impresición temporal.
Pero bueno voy a dejar de divagar sobre soplapolleces poco importantes, para por lo menos exponer la soplapollez que motiva que este escribiendo esto.
El sábado pasado a las 18:00 horas se enfrentaban en El Madrigal (estadio del Villarreal) el equipo que juega de local en dicha instalación y el Sevilla Fútbol Club Sociedad Anónima Deportiva, y fundado en 1905 (si os decidís a seguir leyéndome en futuras publicaciones vais a odiarme. Me importa bastante poco, yo ya os odio y ni siquiera os conozco). El caso es que normalmente este partido lo vería tranquilamente por la televisión tirado en el sofá de mi casa o en un bar del barrio con otros camaradas sevillistas, pero dado que estoy en Florencia de Erasmus iba a ser un poco complicado que tal circunstancia pudiera producirse. Así que sin más dilación resolví buscar un sitio donde pudiera disponer de una conexión a internet en condiciones y poder ver el partido online.
El partido comenzaba a las 18:00 horas como ya expuse anteriormente, así que sobre las 17:40 salí de mi domicilio florentino en busca de un café donde tuvieran conexión wifi. Por suerte la noche anterior uno de mis colegas sevillanos que también disfruta de una estancia erasmus en esta bella ciudad me comento que por la tarde habia estado en una cafetería de la calle donde vive en la que dejaban usar la conexión wifi, por lo que al recordar dicha información salí directamente de mi casa, con el portátil y mi arco al hombro (sí, un arco de esos que disparan flechas. Ya os contaré porque tengo uno), en direccion a dicha calle.
El trayecto no es excesivamente largo, por lo que diez minutos antes de la seis de la tarde ya me encontraba en dicha dirección buscando exactamente que cafetería era. Pero mi frustración aumentaba progresivamente mientras pasaban los últimos minutos antes de las seis sin que yo encontrara dicho local, por lo que llamé a mi colega Manu demandando una información más concreta. Cierto es que obtuve nuevos datos, aunque algunos de ellos fueron erróneos, por lo que estuve dando vueltas unos 20 minutos buscando un local con unas características que exactamente no eran las precisas.
Harto de no encontrar el sitio en cuestión, me decidí a entrar en otra cafetería por cuya puerta había pasado ya varias veces en mi interminable búsqueda. El sitio lo verdad es que molaba, tenia un velador bastante simpático con sofás rojos y negros, y las dos camareras estaban muy de buen ver. Asi que con lo poco que vi me convenció, así que pregunte a una de las chicas si tenian conexión wifi que pudiera usar. Era le pregunta definitiva para quedarme en ese lugar a intentar ver el partido, siendo ya las 18.30 y llevando media hora el partido en juego. La chica me dijo que sí, pero que estaban abriendo ahora y que si podía esperar cinco minutos. En realidad me lo tuvo que decir dos veces, porque la primera no le puse mucha atención teniendo en cuenta que no manejaba por entonces muy bien el italiano y que estaba acumulando la información por la vista en lugar de por el oído (XD). Así que nada, me sente en un pollete de enfrente a esperar que me avisaran de que podía acceder.
En virtud de lo anterior, a eso de las 18:37 yo ya estaba sentado en una mesa encendiendo el portátil, mientras esperaba a que me trajeran la clave de red y el capuccino que había pedido. No tardaron mucho en satisfacerme dichas demandas, aunque me lo hizo un notas calvo, en lugar de una de las dos simpáticas chicas. ' Bueno es igual - pensé- lo importante es ver ya el puto partido que esta apunto de terminar el primer tiempo'. Pero mi nivel de cabreo digievolucionó a Ira Berserker cuando metí la clave y no funcionaba, la volví a meter y nada, así que el notas calvo se me acerco al ver que hacía aspavimientos como si quisiera rebanarle el cuello al ordenador. El puto problema era que el tío habia escrito la Z como si fuera un 2, asi que evidentemente cuando puso la clave correcta me pude conectar sin problemas.
Rapidamente me dirigí a la direccion web www.forooficialsfc.com, para encontrar un topic del encuentro donde hubieran publicado un link desde donde ver el partido, y ya de camino enterarme de lo ocurrido en los primeros 40 minutos. El resultado era 1-1, jugando el Sevilla desde el minuto 20 con uno más por la expulsión del portero del Villarreal, Diego López (mierda, lo tengo en el Comunio). 'No pintaba mal la cosa para alcanzar la victoria en la segunda parte', fue lo primero que pensé al acabarse el primer tiempo y poder disfrutar de lo que restaba de partido viendo al Sevilla jugar contra 10.
Pero mierda para mí. Minuto 15 del segundo tiempo, segundo capuccino y ya por entonces una resignación brutal de saber que el Sevilla no iba a ganar el partido haciendo la porquería de fútbol que estaba haciendo. Y mientras, el garito se iba llenando de gente, muchos italianos viejos, con los pantalones tan pegaos que en cualquier momento podían asfixiarse, comiendo y bebiendo sin parar mientras yo me tomaba un café porque era lo más barato de la carta con diferencia. Pero la verdad que me daba igual la clientela que se movia por allí, ni siquiera si había tipas atractivas y sin entretenerme en ver que hacían las dos camareras. Yo estaba a lo mío, que era gritarle al ordenador, cagándome en la familia tanto del árbitro, como de Alexis Ruano y de Marcelino por igual.
Y en estas estabamos cuando en el 29 de la segunda parte marca el 2-1 el Villarreal. Gol de Marco Rubén tras caraja de Alexis Ruano. Gol de un delantero que había salido 10 minutos antes por un defensa (es decir que el entrenador del Villarreal a pesar de jugar con uno menos quita a un defensa y mete a un delantero, para, ¡Eureka!, intentar ganar el partido, que de eso se trata este deporte). Tampoco había que ser un Arquímedes de la vida para hacer tal jugada, ya que todo el mundo se estaba dando cuenta que el Sevilla no iba a ganar el envite ni con el escuadrón de los Panzers de la muerte a sus órdenes.
El Sevilla perdiendo jugando con uno más, los italianos sacando comida de todas partes y yo que no quería ni acercarme a un plato no vaya a ser que hubiera que soltar guita, y un calor en el bar para morirse. Dantesco espectáculo (de Dante Alighieri, protector de los ebrios erasmus florentinos), aunque por lo menos el café estaba bueno. Pero esta vez lo mejor vino al final, y no estoy siendo sarcástico, ya que en el último momento el coletas inútil de Alexis Ruano cabecea a gol un centro de Jesús Navas (macho tienes que dar muchísimo más). El que escribe gritando en la única mesa donde había sentando alguien y los italianos sin hacerme el menor caso y a lo suyo, que era mover las manitas, comer y beber. 2-2, buen resultado tras ver como discurrió el partido, aunque una mierda de resultado si te paras a pensar que jugamos contra 10 durante 70 minutos.
Fin del partido. Apago el portátil, fulmino lo que quedaba de café, pago en el mostrador y me piro a casa a esperar a que salieramos por la noche. Ya no me acuerdo de que más aconteció ese sábado 10 de septiembre, seguramente porque tampoco ocurriría nada de ser digno de mención, aunque es probable que esa noche visitaramos a Dante como de costumbre, con una bebida en la mano pero sin invitarlo a nada, que somos erasmus y estamos tiesos.
Nos vemos pringaos.

Alexis Ruano aprueba esta publicación.
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